OBRAS PUBLICADAS: Remembranzas Históricas de Iguala y Apuntes de su Tradición; Foro para los Grandes Declamadores; Iguala la Trigarante; Cielo Abierto.
OBRA INÉDITA: Cuentos Barranqueños, Heredarás el Miedo, Hablemos de Alfonso y Algunos Días Incompletos.
Preámbulo de la loba
Debe quedar grabado en la conciencia.
que la justicia no es madera que crece en la montaña.
y mientras no sea semilla que se deposite en la tierra
para que el campesino la cultive,
seguirá siendo adorno en la elocuencia.
privilegio en las mentes cultivadas.
punto de apoyo en la ambición desmedida;
porque es la justicia como masa amorfa.
que cada quien ajusta a su medida.
La loba
Está cincelada en mi conciencia,
una efigie de barro humedecido,
y no en la sola conciencia de mi cuerpo
por la inútil protesta enmohecido,
sino en la recia conciencia de la idea,
en la fuerza de la razón,
y en la tibia dignidad que nos rodea.
En la efigie de una mujer,
de barro dije,
porque es la tierra la que nutre sus pesares;
es la tierra donde finca sus altares,
donde crece el débil y el más fuerte,
donde siembran la vida y cosechan la muerte.
Mientras canta el cenzontle
se trabaja la tierra;
mientras toda la flora se cubre de rocío,
la tierra se trabaja.
La yunta corta el surco cual filo de navaja
con la ilusión más santa,
que el jornal se termina,
cuando el sol ya declina
y el cenzontle no canta.
Ahí entre la huizachera y entre los matorrales,
muy cerca del encino donde la fronda oculta
la historia del nagual,
ahí vivió Nemecia,
su casita de palma tenía como chinámil
un cerco de acahual.
Fue ahí donde sus cantos arrullaron al hijo,
lo vio crecer sumiso y madurar violento,
siempre con la mirada perdida bajo el sol.
Crisanto era rebelde,
creía que era indigna la vida de su pueblo,
que era vano el esfuerzo y que era inútil su queja,
porque en la resolana siempre se confundía
su pena con la tierra y su cuerpo con las bestias.
y era peor que la bestia, más que todas las bestias,
porque dentro de su alma sangraba la protesta.
Nemecia era tan mansa como una corderita,
era enjuta y pequeña, olía siempre a campo
y a la fragancia tenue de las flores marchitas.
Era como una espiga entre flores de cactus,
y prodigaba su aroma en el sonido de su voz,
cual canto de la paloma.
Anudaba a sus trenzas la cinta de colotes
cobijando sus sueños bajo del toronjil,
cuando escuchó muy cerca el angustioso grito,
un niño la llamaba corriendo entre el calmil.
-¡Nemecia! -le decía-
Se llevan a Crisanto porque robó una vaca,
que's que’l es abigeo y te lo van a colgar.
Lo llevaron pal'cerro, -el niño repetía-,
se fueron por la joya y en el amate prieto
te lo van a colgar.
Mientras lloraba el niño. Nemecia se encrespaba
como animal salvaje a punto de atacar.
surgiendo el cambio brusco,
el cardo por el nardo. pantera por cordera.
de la ovejita mansa a la loba matrera.
Con la fuerza salvaje y transformada en fiera.
se levantó la madre,
ya no miró aquel niño
que triste suplicaba: ¡Reza Nemecia, reza!
¡Reza pa'que la Virgen te oiga, la Virgen es muy buena
y a ti te quiere mucho, porque le llevas flores
pa'que adorne su altar!
-¡No Chamol, ya no hay tiempo pal'rezo!
Nemecia ya no pensó en la Virgen, no suplicó a los santos
ni dobló las rodillas. Buscó entre los troncones
el machete de cinta y bien puesta la razón, .
y bien medida la calma, se fajó el corazón
y se fajó bien el alma.
Ni marañas ni piedras detuvieron sus pasos,
conocía bien las brechas porque sus pies enjutos
hicieron los caminos.
Y cortó esos caminos por los desfiladeros
como bestia acosada, la loba azuzada,
la garra afilada de una pantera.
Rastreando aquel monte no pensaba en nada,
olfateaba al hijo.
No pensaba en Dios que a las ciervas mansas
siempre las bendijo.
Maldijo las piedras que estorbaban sus pasos,
el charco lodoso que torció su camino;
maldijo a la mujer que parió la maldad en los hombres,
y que amamantó la mente que engendró la codicia.
Maldijo mil veces, todas las injusticias.
Olfateando cual perro de caza
no sintió fatiga ni sintió cansancio,
olvidó su sed y olvidó su hambre,
escalando el monte y pensando en su hijo.
Caminaba y dejaban sus pasos una sombra triste,
huella de martirio, huella de dolor.
huella de calvario.
Caminaba a grandes zancadas
con todo el impulso de su amor materno.
La guiaba su instinto, su rabia, su fuerza,
y el poder que lleva la madre en el alma,
como escapulario, clavado en el pecho.
Trasudando llegó hasta la loma .
frente a aquella turba que arrastraba a su hijo.
Levantó el machete y les gritó con rabia:
-¡Suéltenlo!-Y retumbó su voz entre las montañas-
¡Suéltenlo! ¡Suéltenlo! –Y golpeó en el instinto de las alimañas.
Y fue ese grito un impulso, un rugido
que fue rebotando por todas las rocas,
por todas las piedras del monte;
y se hicieron mil voces,
mil voces rugiendo.
-¡Suelten a mi hijo, perros del infierno!
¡La voz retumbaba por toda la punta del cerro,
Por todas las grietas, por todas las cuevas!
-¡Suelten a mi hijo, perros del infiemol t b ba Por toda la punta del cerro.· La voz re um a , por todas las grietas, por todas las cuevas.
¡Por esos parajes guaridas de zorras,
y por las guaridas que reptan las víboras!
¡Suéltenlo perros del demonio!
Con saltos violentos llegó a donde estaba la reata colgada,
y con el machete la partió en pedazos.
¡Malditos, mil veces malditos!
¡Malditos de cielo, de tierra y de infierno.
Poco vale pa'ustedes un hombre,
vale menos aun que los perros,
vale menos aun que las vacas.
y lo iban a'horcar por justicia,
y la justicia no está en las tinajas,
y no es nada que puedan guardar en sus arcas.
Mijo no robó la vaca, le sangró las patas,
y fue por venganza.
Ustedes humillan y estafan al peón
que trabaja por unas migajas.
Ustedes han robado muchísimo más que una vaca,
y nadie se atreve a colgados,
y nadie les sangra las patas.
Ustedes han matado toda la esperanza...
Sólo han dejado el hambre en la casa,
esa hambre que enferma y que cansa.
¡Yo soy el pueblo Elías, soy pueblo...
no me busques pleito,
no me des motivo pa'que arda la mecha
que ya está queriendo!
Guarda bien tu casa... Guarda bien tus vacas...
Y guárdate las ganas de matar a mi'jo.
porque muy adentro me punza el coraje,
y puede que me anime a encender la mecha.
¡Algo había en Nemecia...!
¡Ese amor de madre que es amor y fuerza!
Toda aquella turba se quedó muy tensa,
se quedó en silencio, sintiendo vergiienza,
frente a la mujer que estrujó sus torcidas conciencias.
Fue así que aquellos maleantes soltaron su presa
y se dispersaron...
Sólo se quedaron Crisanto y Nemecia,
la madre y el hijo.
¡Y es que Dios bendijo a las siervas mansas,
y a las lobas que llevan la garra en el alma,
también las bendijo!
YOHUALITA
¡Yohuala, hermosa estampa juncal!
¡Tienes un corazón legendario
y tu alma de chontal!
¡Por tus calles empedradas
caminó Modesta Ayala
presumiendo con donaire
sus trenzas y sus enaguas
con adornos de percal!
¡Mira que te estoy mirando
placeando por los domingos,
exponiendo tus vendimias
con la sonrisa habitual.
veo los puestos saturados de marchantes,
comprando y vendiendo en náhuatl
sus canastas y petates!
¡Cómo lucían tus fandangos
y las vueltas por el zócalo,
en esas soleadas tardes
con olor a tamarindos!
¡Te contemplo apresurada
con tu falda almidonada;
en esas tibias mañanas
caminando muy de prisa
pues las místicas campanas
te estaban llamando a misa!
¡Y te miro Yohualita
con tu enagua y tu rebozo,
contemplando a la Purísima
entre rezos y sollozos!
¡Pero si te estoy mirando
en vuelo de mariposas.
y pienso que las veo volar,
jugueteando con el frío
de las aguas cristalinas,
del viejo río de San Juan!
AGUA QUE HUELE A RESINAS
México:
en el eco de tus montañas hay fatiga,
hay cansancio en la hierba.
en el canto de las aves hay protestas,
y hay tristezas en la oscura suavidad de la espesura.
La inconformidad se siente en la llanura.
los rencores se acumulan en los cardos,
y en la oquedad de los troncos
el odio se acuclilla.
El arado se traba entre los surcos.
la mano de mi hermano va empuñada,
con los ojos clavados en la tierra
y el pensamiento metido en las entrañas.
Tienen sed de justicia sus anhelos inciertos,
tienen sed de esperanzas hasta los mismo muertos;
y la justicia comodina y ciega.
va arrastrando en hilangos la codicia.
¡Así cantan los poetas.
así van hilvanando sus ilusiones huecas!
!Yo les pido que canten suavemente.
pero que canten a los pájaros y a las flores,
que no canten para mí, que no me falta su canto.
El que hablaba era un hombre enflaquecido
con la piel enjuta hasta los huesos
y los pies partidos por el Iodo.
¡Yo no quiero -decía-, los versos del poeta,
tengo sed de justicia y de verdades!
Cuando un perro se muere por falta de tortillas,
lo arrastra la barranca,
y de esa agua que corre, se llenan las tinajas.
No tenemos farmacias.
tenemos curanderos,
que quitan los dolores
con hierbas y milagros.
Son muy grandes las tierras
y son grandes los potreros
es buena la cosecha, pero es grande la colmena.
El río se va secando igual que las resinas,
y se va secando el hambre, igual que la fatiga;
pero de mis pesares no repartimos quejas,
yo sólo tengo una; el canto del poeta.
En el tiempo del tiempo
llegan a este pueblo los hombres del Partido
alborotando gente,
quieren que todo el pueblo, en un solo estallido,
aumenten más el triunfo del hombre prometido.
Y en toda esa alegría del aplauso candente,
la tristeza se esconde, y tiene fiesta mi pueblo,
fiesta para los perros, y fiesta para mi gente.
Hoy que vuelvo a mi pueblo, encontré las promesas,
entre las mismas cosas y con las mismas quejas.
Promesas de esos hombres que no fueron cumplidas
y que se fueron quedando como cosas perdidas.
¡Nada cambió en mi pueblo!
¡Están los mismos anhelos y están los mismos quejidos!
¡El mismo sol inclemente y el mismo canto del grillo!
Encontré en el basurero el mismo olor de los cerdos,
las mismas moscas picando sobre los huesos de un perro.
Y los atajos polvosos y el cansancio del arriero
pisando con sus huaraches la tierra del hormiguero.
Que se callen por favor,
que los derechos no se cubren con palabras;
la poesía alimenta al pensamiento,
pero deja en el estómago la misma necesidad
y el mismo sufrimiento.
Me acerqué más a él y en silencio
escuché lo que decía:
Yo me fui de este pueblo cargando mis tristezas
hoy regreso a mi pueblo con las mismas pobrezas.
¡Vengo a mirar la cara a la justicia
y quiero que la justicia vea mi cara!
¡Si no fuera mujer le exigiría
que tuviera vergüenza y más hombría!
¡Yo no quiero escuchar palabras enmieladas!
¡Yo conozco una sola, una sola palabra sin poesía
que es parte de mi cuerpo y de mi sangre!
¡Una sola palabra carcomida,
y no la digas poeta ... es mi hambre!
El hombre en su cotón más flaco se veía,
con la cara ceniza y las manos vacías.
Una mueca en la risa le borró bien sus lágrimas.
y me dolió cuando dijo con humildes palabras:
Yo nací en este pueblo con casitas de palma,
muy cerca baja el río con olor a resinas.
no tenemos descanso, tenemos la capilla;
el viejo campanario se llena de gorriones
y de pocos rosarios.
También encontré cansada a la misma mujer preñada,
lavando en las mismas piedras.
Las barrancas estancadas, y dentro de esa agua puerca,
toda la sed de mi pueblo.
Hay marañas en las calles,
hay fatiga y hay tristezas,
hay rencores y protestas; pero protestas a Dios,
protestas que son sus quejas guardadas con devoción.
Al volver hoy a mi pueblo,
me encontré con esos hombres del poderoso Partido;
han traído las promesas que ya no tienen sentido.
¡Han puesto ya la tribuna sobre el tronco de un capiro.
y han colgado los papeles que siempre dicen lo mismo!
¡Escuchen... sí... están diciendo lo mismo!
¡No han cambiado las palabras que jamás he comprendido!
¡Es la misma cantaleta y siempre el mismo estribillo!
¡Por favor, díganles que se callen!
¿Alguien quiere decirles que se callen?
¡Ya no quiero escuchar palabras ejidales!
¡No quiero escuchar el ruido de ese enjambre!
¡Se me secó el entusiasmo cuando se secó mi hambre!
¡No tengo fe ni confianza,
sólo tengo mi cansancio!
¡Y mi cansancio no sirve,
y no sirven mis aplausos!
¡Alguien debe decirles que se callen!
¡No entiendo su revolución, ni soy razón de su meta!
¡Me han cansado las promesas,
y me han cansado también ...
los versos de los poetas!
CUNA DE HONOR
¡Amada bandera de mi patria!
¡Despliégate con toda libertad que ésta es tu casa!
¡Eres parte de esta tierra cálida y serena!
¡Tienes en tu color la voz de nuestra raza,
y llevas en tu esplendor sangre morena!
¡Cuna de honor Iguala se proclama!
¡A esta tierra por terruño la escogiste!
¡De la cumbre al abismo con amor se te aclama!
¡Rencor y duelo de este barro recogiste!
¡Porque no eres sólo el lienzo que en el asta ondea,
y que inflama el valor con fe impulsiva,
eres la verdad de toda una odisea,
porque flotaste en batallas decisivas!
¡Admiro el esplendor de tu belleza
y la gloria refulgente de tu ilustre nombre!
¡Admiro lo sublime de toda tu grandeza
porque forjaste el honor de cada hombre!
¡El honor de la Patria llevas sobre tu lienzo!
¡Los que han muerto por ti viven con tu victoria!
¡Flotas con altivez, mas les guardes silencio,
y la Patria a su vez, los guarda en nuestra historia!
¡Los ideales se acuñan donde se acuña un hombre!
¡Y si un hombre de ideales se convierte en tu aliado,
tendrás siempre limpia la gloria de tu nombre,
y la Patria tendrá a vanguardia un soldado!
¡Porque eres Patria lo grande y lo sagrado!
¡Es plena la libertad bajo tu cielo;
y si en cada mexicano, surge un soldado,
tendrá que luchar por nuestro suelo!
¡Despliégate con toda libertad que en esta tierra
donde el amor a la Patria se cultiva,
lucharán por ti en paz o en guerra,
para hacer una paz definitiva!
¡Elévate con toda dignidad amada mía,
que te están contemplando los nublos en el cielo,
las montañas en su lejanía.
y las aves al cambiar su vuelo!
Cuando flotas altiva con honor y victoria,
redoblan los tambores marcando tus aciertos.
mas hay algo que guardas en medio de tu gloria,
un profundo respeto por todos nuestros muertos!
¡Porque no eres sólo el lienzo de tela llamativa,
llevas en ti girones de bravura,
el ideal de mi gente, su fuerza vengativa,
su valor y su miedo, su arrojo y su amargura!
¡Cuando luces festiva con salves y destellos.
yo querría de rodillas pensar en nuestros muertos,
que cayeron por ti y se olvidaron de ellos,
y se quedaron ahí sus anhelos inciertos!
¡Flota con altivez! ¡Redoblen los tambores!
¡Un toque de silencio por los que sucumbieron,
porque ellos están en ti, están en tus colores,
tu rojo es por la sangre de los que combatieron!
¡Amada bandera de mi patria.
me ensancho en el orgullo que mi pecho siente,
de que todo este valle sea tu casa,
y de que toda mi gente, sea tu gente!
¡ Me hace vibrar la fuerza de la historia.
los ideales, los triunfos, las derrotas,
la sangre coronando a la victoria,
v la muerte deteniendo a los patriotas!
¡Despliégate con toda libertad, que ésta es tu casa!
Preámbulo de la Cruz de Sicomoro
México. quiero verte vencer a los apátridas,
salir del pútrido pantano,
de toda la corrupción y la miseria.
Quiero verte emerger como un coloso,
límpida el alma y acerado el pecho;
no quiero verte denigrado ni vencido,
saldrás flote convencido.
de que son tus raíces razas fuertes,
que no declinarán por los corruptos.
Tu sangre erupciona subversiva.
ya tus patriotas apuntalan la palabra,
no sueltes la palestra, defiéndete, no te dejes vencer;
México, no claudiques.
que el águila y el nopal están de pie.
LA CRUZ DE SICOMORO
Te he visto Cristo, expuesto entre las obras de arte,
como joya.
Te he visto entre cruces tapizadas de rubíes y de topacios;
te vi en una cruz de jade, con un brillante solitario,
que nada tenía de Ti, ni de santuario.
Te he visto colgando en gargantas tan perfectas,
que parecían talladas en marfil o en alabastro;
cuelgas como decoración en casas principescas,
donde ignoran tu crucifixión y tu calvario.
Muerto en la cruz, tu cuerpo se volvió comercio,
y olvidando tu cruz de sicomoro añoso,
te han clavado en maderas perfumadas
aquellas manos que saben del negocio;
qué importa que desconozcan tu evangelio,
si conocen muy bien al que te compra.
Siempre fuiste por suerte buen negocio,
treinta denarios y un beso por principio;
después, el comercio más grande de dos siglos,
a todas luces triplicaron los denarios,
en el arte perfecto de las cruces.
Tal vez porque arrastraste tu infortunio
por las calles de Herodes y Pilatos,
o por los golpes parricidas que te dieron,
o porque fuiste vejado y maltratado,
Cristo, tal vez por eso ...
algo tiene mi Patria de tus clavos,
algo de tu sangre y tu calvario.
Ha caído como Tú bastantes veces,
y del polvo como tú, se ha levantado.
En tu tiempo el Judas lscariote
se humilló y se envileció con los denarios:
pero los Judas Iscariotes de mi Patria,
se han fortificado, se han glorificado.
y en sus manos eruditas por la suerte,
los denarios se han multiplicado.
Mi Patria camina su calvario ...
La inflación la hundió en la profundidad del hambre;
la han endeudado hasta la última gota de petróleo;
la han llevado al desastre monetario;
y al caer en manos subversivas,
le han hundido la daga en el costado.
Tal vez por los golpes que le han dado,
algo tiene mi Patria de tus clavos.
algo de tu cruz y tu calvario ...
quizá porque fuiste vendido y traicionado,
y te quitaron la túnica y el manto;
quizá porque fuiste maniatado
y estuviste en presencia de Pilatos;
Cristo, tal vez por eso, algo tiene de Ti;
aunque en tus caídas del Monte Calvario,
Simón de Cirene te cargó la cruz;
y mi Patria lleva el mismo camino,
sangrantes los clavos, ahumante el madero,
y no veo al Cirineo que cargue tu cruz.
Mi Patria camina con sus infortunios.
yo quisiera mirarla con la altivez del triunfo,
sin que nadie le imponga problemas de otras Patrias;
pero me siento como Juan en el desierto,
sin saber a quién dirigirle mis palabras.
Yo quisiera escuchar el grito triunfal de aleluya.
que en calles y plazas gritaran: ¡Se pagó la deuda!
¡Las negras y las blancas palomas pagaron la deuda!
¡Aleluya ...! ¡Aleluya ... !
¡CitlaItépetlll...! ¡Usumacintaaaa ...!
¡Es nuestra la patriaaaa! ¡Es nuestra!
¡Mentira! Tal vez se cobren la deuda con creces,
tal vez nos dejen sin Patria!
¡Pobre Patria ... ! ¡Triste patria...!
¡Sin linderos, sin nombre y sin los destellos
de su lienzo patrio!
¿Dónde están los arrestos de nuestros patriotas?
¿Dónde está Vicente? ¿Dónde está Morelos?
¿Dónde está el guerrero que pare el desastre,
que pague la deuda, y que saque adelante una patria nueva?
En la incertidumbre el contraste agrede,
la protesta en llamas se vuelve cenizas,
y sigue las promesas del mismo sistema.
Mi Patria resiste, resiste,
mientras se levantan palacios suntuosos porcelanizados,
decorados con marfil y jade;
y muy lejos del marfil y el jade,
están las casitas de lodo y carrizo
bordeando el apancle.
Esas covachitas son todas iguales
en todos los pueblos;
iguales sus fiestas, iguales sus cantos,
la fe que los mueve es su única fuerza;
van tras las campanas a sus capillitas
que huelen a incienso.
¡Todo eso es lo nuestro!
¡Son nuestros los pueblos con sus tradiciones!
¡Son nuestros sus credos;
sus largos rebozos que cubren las trenzas!
¡Son nuestros sus rezos y nuestras sus miserias!
Todo eso es mi Patria, toda esa es mi gente,
raza de mi raza, raíces profundas de sangre y de herencia.
Y todo eso contrasta con el alto mundo,
con las caravanas que van por Europa con fandango y fiesta;
fiesta de mariachis, voces fandangueras,
estampas que mienten, que son embusteras,
porque hacen alarde de un folklore mañoso,
y porque esconden, con flores chinamperas,
la triste realidad de la chinampa.
Causan asombro los viajes por Europa,
tan lejos del águila y el nopal de Tenochtitlan.
Todo contrasta con mi Patria Cristo,
hay casuchas que se alumbran con relámpagos,
y hay relámpagos que adornan los recintos.
Palacios estratosféricos de mil millones de pesos.
Si sólo ochocientos millones, -como si fueran jacintos-
pagó el Pri por su recinto.
Entré a esa mansión, caminé por los ochocientos
millones de pesos ...
Imponente casa, imponentes ruidos de silencio,
pensé en Kafka y me sentí relincho…me sentí garra ...
me sentí rayo ... me sentí... me sentí grillo ...
¡Alí Babá jamás hubiera comprado una casa de ochocientos
millones de pesos!
¡Alí Babá era sólo un pobre bandido de una cueva.
con un pequeño grupo de ladrones ... !
Hay contrastes alevosos Cristo,
y mi Patria resiste ... resiste ...
y se agravan sus penas y se agravan sus llagas,
va subiendo el Monte Calvario ...
y van sudando sus manos y sus pies cansados ...
¡Ya sangran los clavos, ya sangra el sudario!
¡La han flagelado ... ! ¡La han martirizado ... !
¡Pero Cristo Dios, que no le carguen la cruz ...
que no la crucifiquen!
HUARACHES PARA LOS REYES
Escuché una voz en mi conciencia, como un eco,
como un grito, una voz de protestas y de quejas
que partió del infinito.
La escuchó también el ave de rapiña,
la escuchó la raposa en su guarida,
los canarios entumidos en sus nidos, y la paloma perdida.
Esa voz que escuchara mi conciencia,
era la voz de un niño;
encumbrado al filo de la montaña entre esperanzas
fallidas, entre buitres y entre lobos,
entre cardos y entre espinas.
Un niño con pies descalzos con la tierra confundido,
con las manos ateridas y con el cuerpo encogido;
tiene un cansancio de siglos,
y un mañana sin principio.
Se ha hecho eterna su fatiga,
se ha hecho eterna su paciencia;
pero tiene en su existencia las raíces del pasado,
la fe y el amor al mundo, al mundo que lo ha olvidado.
¡Y bajó Loncho la montaña y bajó la montaña con Loncho,
porque él es la montaña, la milpa, la raíz, la tierra!
¡El huele a tierra, a pasto seco, a leña verde y ahumada,
huele a resinas y a heno, huele a corteza quemada!
¡El hambre debe oler así, cuando se va consumiendo
en la humildad y en la sed!
¡Y bajó Loncho la montaña por la escalinata
de tierra agrietada extendida al sol!
Habló con el más viejo de los viejos
en una casita de palma reseca, lodo y aguasol.
¡Yo no "vide" pal'suelo, y la partí en pedazos!
¡María me pegó con todas sus ganas,
con todas su "juerzas" me pegó en los brazos!
¡Pero eso no me duelel ¡Me duelen sus lágrimas!
¡Me duelen sus ojos! ¡Me duele María ... !
¡Yo quiero a María, mucho que la quiero!
¡Pero ella me dijo que yo soy muy malo,
que nunca me fijo!
¡No quiero ser malo! ¡No quise ser malo!
¡Pero la muñeca no era de "adeveras"!
¡Era solamente una pobre cuchara de palo!
¡"Perora" voy, voy y busco a esos reyes,
a esos reyes que les dan juguetes a los niños ricos!
¡Quiero la muñeca! ¡La muñeca de las trenzas negras!
¡En nombre de todos los santos del cielo,
quiero la muñeca! jY tienen que dármela!
¡Tienen que dármela abuelo!
¡Y si no quieren cruzar por el monte,
y si no quieren cruzar por el llano,
porque tienen zapatos muy finos, zapatos dorados,
entonces, les diré de plano que a'i'stan los huaraches
que me dio tío Chano antes que muriera!
¡Y con los huaraches que crucen pal'lIano!
¡Y con los huaraches que crucen pal'monte para que yo los vea!
¡Yo no quiero juguetes pa'mí; ¡Sólo quiero juguetes
pa'ella! ¡Quiero la muñeca de las trenzas negras
que tanto desea y tanto ruega!
"Pa'mí pos'no, pa'mí nada quiero!
¡Pal'cabo soy hombre! ¡Y pal'cabo que un hombre no juega!
Y sigo escuchando esa voz, la voz de los Lonchas
que tienen sus chozas arriba del monte, muy arriba del monte;
por encima de toda justicia entre hermanos;
por encima de toda bondad;
más allá de los retorcidos derechos humanos!
Para aquel maestro rural
que saludé de paso,
el de la bella palabra
y de la mirada franca;
el que plantó un naranjo
en su casita de paja.
A LA SOMBRA DEL NARANJO
Maestro, la semilla de tu palabra,
con el deber trazado en la conciencia,
enciende las mentes que esperan
como surcos abiertos,
la mano semillera,
que deposita en las células fecundantes,
la llama de la idea,
que traza el nuevo perfil de México.
México tiene en ti un brazo fuerte,
a un hombre que construye su destino,
eres el timonel, el copiloto,
eres pastor y camino, eres peldaño y crisol.
Y sin embargo, maestro, si murieras ahora,
no doblarían por ti las campanas,
no irías a la rotonda de los hombres ilustres,
sólo tendrías la paz en tu conciencia
como el recluta que ha cumplido con la Patria.
Grandes méritos en tu haber
pasan inadvertidos,
pero tienes la satisfacción de haber servido
y de cumplir tu deber.
Conoces como el pastor, el camino y el redil,
los campos donde pastan tus ovejas.
Cuidas bien tu rebaño,
lo apartas de los barrancos y desfiladeros,
cuidas bien al cordero;
piensa en los panales desparramados de miel,
en el olor a hierba,
en el remanso de agua donde calmaste la sed.
Piensa maestro que si murieras ahora,
no doblarían por ti las campanas,
no habría guirnaldas de olivo en tu frente,
maestro, si eres sólo el soldado valiente,
que el cielo en cada hijo a la Patria le dio.
Piensa que la vida se vuelve páramo,
llanura, selva o se te vuelve rosal;
la vida se convierte en mar,
mar abierto a los conflictos,
mar de ideas subversivas que te agraden,
que te azotan con sus grandes marejadas,
que te arrancan de tu lancha y te arrojan a la playa,
que te encallan, que te anclan.
Tú has remado intensamente,
y cuando vuelvas a tu playa satisfecho de tus logros
y de tu misión cumplida,
buscarás en las miradas algún halago a tus méritos,
el reconocimiento a tu labor y a tu fatiga;
buscarás en el mar la huella de tu empeño,
la huella de tus sueños,
la sombra de tus remos ...
nada podrás mirar. .. nada en la frialdad del agua ...
Bajarás el áncora y quedará tu lancha fatigada
y tus remos cansados de remar. ..
y cuando bajes la cuesta de la vida
después de cumplir tu deber,
volverás al punto de partida,
con la jubilación en tu haber,
y el último esfuerzo en la pupila.
Para entonces te enfrentarás a tu realidad,
con un final y un comienzo y largo trecho al andar.
Te dolerán los escollos y pensarás en las fallas,
en las trampas de la traición que te atacaron de filo,
recordarás al amigo desenvainando la espada.
Pasarás los viejos días
frente a un nuevo amanecer;
meditarás a la sombra del naranjo,
de aquel viejo naranjo
que con cariño hiciste florecer.
Te admiro maestro,
porque admiro el esfuerzo satisfecho,
el respeto que le has dado a tu nombre,
se que llegarás al final.
con la férrea voluntad del hombre.
No doblarán por ti las campanas,
pero en tus remembranzas,
tus palabras estarán en la palestra
apuntalando las voces de protesta
y elevando los ideales de la Patria.
ENTRE PASCUAS Y CAMPANAS
¡Han pasado muchos años ... muchos días ...
y el pasado vuelve otra vez en unas cuantas palabras!
¡Vuelve con tu postal entre pascuas y campanas,
y me hace recordar ahora aquellos felices días
sin promesas ni mañanas ...!
¡Fue una tarde de domingo la que guardé en mis recuerdos ...
caminábamos tranquilos sin prisas y sin proyectos ...!
¡El mar borró con su oleaje las huellas de nuestros pasos
hundidos entre la arena,
borró tu sombra y mi sombra,
sólo dejó los recuerdos ... !
¡Para entonces nada nos quedaba ya,
nada de aquel sentimiento que nos hizo comprender
que éramos dos en el mundo,
tú hombre y yo mujer, fundidos en un cariño!
¿Cómo fue que te perdí? no lo sé.
De pronto no tuve ya qué decirte.
Vi el cansancio en tus ojos
y sentí en tu rostro la ausencia.
Sin embargo, seguimos en el camino,
tal vez por tu cortesía,
tal vez por tu loco empeño de ser siempre caballero,
no lo sé, pero alargamos el tiempo.
Desde luego era grata tu presencia.
¡Te admiraba!
¡Admiraba tus ideas
y la forma de proyectarte en el triunfo!
¡Sigo pensando que eras lo más adorable del mundo!
Sin embargo me cansaron tus palabras
saturadas de elocuencia!
¡Fue bello nuestro final.. !
¡Sin tristezas ni amarguras,
me miraste con ternura y cincelaste en mi conciencia
tu inolvidable figura!
¡Quise hurgar en tu silencio, pero me quedé callada,
sentí tu mano en mi pelo y en mis labios tu mirada!
¡Te alejaste lentamente y sólo me dijiste adiós
cuando estuviste distante!
¡Te vi caminar a lo largo de la calle,
como una persona más en medio de mucha gente!
¡Han pasado muchos años ... van quedando en el olvido,
pero yo sigo pensando en tus pasos arrogantes
aunque hayas envejecido!
¡El pasado se ha perdido entre las hojas del tiempo ...
hoy ha vuelto en tu postal entre pascuas y campanas ...
al contemplarlo en mis manos, siento en mi alma el vacío
que me quedó de tu ausencia ...
siempre faltó la presencia de tu grata compañía ... !
¡Ah mis viejos días incompletos
quedaron en el olvido en algún lugar del tiempo ... !
¡Tu postal habla de los ayeres sin presente y sin mañanas,
pero estoy sintiendo ahora mis ojos enrojecidos
entre pascuas y campanas!
TIEMPO DE AMAR
Nos vimos la primera vez a través de unos cristales,
se reflejó junto a mí su figura varonil.
Me miró con Insistencia, yo fingí indiferencia
y me quedé contemplando los perfumes y las sedas
a través de aquel cristal.
Al dejar aquel lugar, su cuerpo tocó mi cuerpo,
él tropezó conmigo y yo tropecé con él, no lo sé,
pero por un solo instante nos miramos a los ojos
¡Qué dulce encanto exaltó mi condición de mujer!
¡Fue muy cálido el momento, me acarició su mirada,
me hizo sentir que dejaba sus ojos dentro de mí,
pero no me dijo nada!
¡No sé si fue el poder de la atracción
de un hombre y de una mujer,
pero él y yo nos volvimos a encontrar!
¡En medio de mucha gente me miró,
vi la emoción en sus ojos reflejarse en mi emoción
anhelaba que dijera: ¡Hola! para que yo respondiera:
Te esperaba!
¡Pero nada nos dijimos ... nos guardamos las palabras.
él llevaba compañía, yo también!
Todo lo comprendí a través de su mirada,
pero cómo me dolió que no me dijera nada.
¡Una noche lo miré en la oscuridad,
era muy noche y llovía!
¡Algo me quiso decir, la gente se atravesó
y lo apartaron de mí!
¡Caminé pensando en él, en su porte, en su mirada,
fue una lástima que no me dijera nada!
¡Hubo otras ocasiones y otros encuentros triviales.
pero nunca la ocasión, nunca el momento esperado
que nos Juntara a los dos!
¡Y así fue pasando el tiempo sin que me dijera nada!
¡Fuimos perdiendo interés,
el tiempo ayuda a olvidar ... !
¡Nos volvimos a encontrar!
¡Al mirarme se detuvo como la primera vez! ..
¡Vi su porte varonil, la misma sonrisa afable
y el delicado perfil!
¡Nos vimos con emoción, sin embargo no fue igual,
nos faltaba la pasión que siempre hace estremecer
a un hombre y a una mujer, en los primeros veinte años!
¡El tenía el cabello cano, tenía la sienes plateadas,
el tiempo es cruel, le apagó los sentimientos
y entristeció su mirada!
¡Me miró con la misma cortesía y se fue!
¡Qué pena ...
nos fuimos haciendo viejos y nunca me dijo nada!
LA PAZ DEL SILENCIO
Oigo voces compulsivas
pero no me llegan dentro,
cuatro aldabones resguardan
mis momentos de silencio.
Son las verdades que vivo
dentro de mi pensamiento,
las horas que van quedando
de todos mis días incompletos.
Lapsos que voy viviendo
con dichas y con tristezas,
los instantes que se encienden
con la fuerza de mis ansias.
Son las horas en que pienso
y me proyecto en mi tiempo,
son mi casa, son mi aliento,
son el timón de mi barca.
Son horas de mis ensueños
de templanza y fortaleza,
son sentimientos que guardo
en la paz de mi silencio.