
Pensándolo bien,
ni siquiera supe lo que fue:
terremoto, tsunami o huracán,
pero llegó arrasando con todo.
Me cimbró de pies a cabeza,
volteó mi vida al revés:
lo derecho lo dejó izquierdo,
lo de arriba lo dejó abajo
y viceversa.
Y así como vino se marchó:
súbitamente.
Pero enmedio del desastre,
a mitad del caos y la desolación,
haciendo el recuento de los daños,
concluyo que no es mucho lo que se llevó:
tal vez una poca de mi tranquilidad
y también algunos de mis versos.
Pero a cambio,
hizo renacer en mí las ganas de escribir.
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