viernes, 28 de noviembre de 2014

AYOTZINAPA



Un manto oscuro,
 más oscuro que la noche,
diríase una tinta espesa,
un enorme manchón de pez
ha caído sobre el valle.
Alentadas por oscuros asesinos,
 manos brutales ejecutan la sentencia:
 ¡Aplaquen a esos revoltosos!
 Cuarenta y tres vidas ¿ya segadas?
(una ya sería demasiado.)
 Subiendo y bajando cerros
y arropados por ciudadanos solidarios
(muchos de ellos, también dolientes),
 sus familias los buscan afanosamente.
Sólo encuentran las mentiras oficiales
que calmar quieren los ánimos.
Los embustes del gobierno,
son acallados por un grito resonando en todo el orbe:
¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

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EN EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS, LOS DIOSES REPARTIERON DONES A TODOS LOS SERES Y LAS COSAS. A LA RAZA HUMANA NOS DIO LA PALABRA. DESDE ENTONCES, LOS POETAS NO HACEN MÁS QUE TRADUCIR EN POESÍA LA MÚSICA DEL UNIVERSO.