He vuelto una vez más
a la poesía por ti.
Anoche coloqué tus palabras
debajo de mi almohada,
y no me sentí sola.
Tu recuerdo, nunca ha sido impreciso
en mi existencia,
fuiste
eres
¡seguirás siendo siempre! presencia bienhechora,
compañía de mi espíritu,
contenida con fuerza y devoción
en mis manos,
en mIs ojos,
en mi olfato,
en mis impulsos
y en mi pensamiento.
Yo te contengo aquí,
profundo en lo profundo,
donde la idea del mar
que soy yo misma, habita.
Donde hay atardeceres,
Otoños y veranos que nadie puede ver.
Aquí, donde mis dedos
se tocan con los tuyos
y tu imagen se torna brillante
en mi reposo.
En el sueño,
ahí donde te busco y te persigo;
en el letargo
a veces alegre o melancólico.
Ahí estás siempre tú,
en mis raíces, en donde lloro sola
y eres entonces un símbolo perenne
de ternura, de solidaridad,
de compañía.
Y hay un deseo incansable de mirarte,
de estar presente en ti, de hablar contigo.
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