No me puedo explicar
¿porqué busqué el silencio?
Caigo desvanecida
por dentro de mí cuerpo.
Poema tras poema
contra mí soledad.
Detestable domingo pernicioso.
Afuera seguramente
hay seres que saludan al sol.
Yo aquí, abandonada
como Eva expulsada del Edén
trato de involucrarme en la lectura.
Vuela mi pensamiento a los que viven solos
y toman como cena,
un simple
silencioso
y solitario vaso de leche tibia.
Yo estoy aquí conmigo.
Sin el consuelo usual
de un cigarro en los dedos.
Sin miradas
sin voces.
sola con la crueldad de
de un teléfono mudo.
Las añoranzas que de mi pluma salen,
vuelan; como las aves
para descender lentas
sobre el frágil papel.
La atmósfera del cuarto
se llena de fantasmas muy antiguos.
Ellos,
a los que un día llamara compañeros.
Mientras, yo deseo hundirme
en la humedad tibia de una lágrima.
Lenta, muy lentamente
para sentir consuelo,
para luego surgir
otra vez a la vida
y pronunciar un nombre
y estrenar ilusiones.
Yo ya sé
que otra vez
volveré suspirando
para alcanzar estrellas,
para desear la entrega como caída del .agua
después de la sequía.
Por el momento,
estoy aquí rodeada
de cuatro muros grises
de angustia y soledad.
Deseosa de encontrar
una brizna dorada,
algún aroma humano,
o que algún solitario
recordara los números
de mi teléfono.
Aquí,
niebla en la niebla.
Silencio de silencios.
Una Eva expulsada del Edén,
enfrenta la poesía
contra la soledad.
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