domingo, 18 de febrero de 2007

DOMINGO PERNICIOSO

No me puedo explicar

¿porqué busqué el silencio?

Caigo desvanecida

por dentro de mí cuerpo.

Poema tras poema

contra mí soledad.

Detestable domingo pernicioso.

Afuera seguramente

hay seres que saludan al sol.

Yo aquí, abandonada

como Eva expulsada del Edén

trato de involucrarme en la lectura.

Vuela mi pensamiento a los que viven solos

y toman como cena,

un simple

silencioso

y solitario vaso de leche tibia.

Yo estoy aquí conmigo.

Sin el consuelo usual

de un cigarro en los dedos.

Sin miradas

sin voces.

sola con la crueldad de

de un teléfono mudo.

Las añoranzas que de mi pluma salen,

vuelan; como las aves

para descender lentas

sobre el frágil papel.

La atmósfera del cuarto

se llena de fantasmas muy antiguos.

Ellos,

a los que un día llamara compañeros.

Mientras, yo deseo hundirme

en la humedad tibia de una lágrima.

Lenta, muy lentamente

para sentir consuelo,

para luego surgir

otra vez a la vida

y pronunciar un nombre

y estrenar ilusiones.

Yo ya sé

que otra vez

volveré suspirando

para alcanzar estrellas,

para desear la entrega como caída del .agua

después de la sequía.

Por el momento,

estoy aquí rodeada

de cuatro muros grises

de angustia y soledad.

Deseosa de encontrar

una brizna dorada,

algún aroma humano,

o que algún solitario

recordara los números

de mi teléfono.

Aquí,

niebla en la niebla.

Silencio de silencios.

Una Eva expulsada del Edén,

enfrenta la poesía

contra la soledad.

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EN EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS, LOS DIOSES REPARTIERON DONES A TODOS LOS SERES Y LAS COSAS. A LA RAZA HUMANA NOS DIO LA PALABRA. DESDE ENTONCES, LOS POETAS NO HACEN MÁS QUE TRADUCIR EN POESÍA LA MÚSICA DEL UNIVERSO.