domingo, 18 de febrero de 2007

NOCTURNO

A través de la cálida noche de estío,
adivino tu recuerdo entre las sombras
y ahogo un lamento en el triste pecho mío.
No lo sé, pero presiento que me nombras.

Tiritando en el lejano firmamento,
los azules faros de nuestro universo
y, entre las alas de un apacible viento,
se perciben las notas de un triste verso.

De una rosa se aspira en la fragancia
el anisa infinita de un amor arcano,
y el latir de un corazón en la distancia,
se mezcla al rüido de un avión lejano.

En aquella triste noche de mi vida
alguien llegó a tocar la puerta mía,
entrad -dije con voz dolorida-,
y entró al instante: era la melancolía.

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EN EL PRINCIPIO DE LOS TIEMPOS, LOS DIOSES REPARTIERON DONES A TODOS LOS SERES Y LAS COSAS. A LA RAZA HUMANA NOS DIO LA PALABRA. DESDE ENTONCES, LOS POETAS NO HACEN MÁS QUE TRADUCIR EN POESÍA LA MÚSICA DEL UNIVERSO.